La carta olvidada

En una vieja biblioteca, entre libros polvorientos y hojas amarillentas, Marta encontró una carta sin remitente ni fecha. Estaba doblada con cuidado, casi como si hubiera esperado pacientemente a que alguien la descubriera. Al abrirla, leyó palabras escritas con tinta tenue pero llena de emoción: *“Querido amigo, sé que hemos vivido momentos difíciles y palabras que hirieron más de lo que quisimos admitir. Quiero pedirte perdón desde lo más profundo de mi corazón. La vida es demasiado corta para cargar rencores que solo nos alejan. Si alguna vez decides leer esta carta, espero que puedas encontrar en ella una invitación a reconciliarnos y sanar. La amistad, como la vida, merece segundas oportunidades.”* Marta sintió un nudo en la garganta. No conocía al destinatario ni al remitente, pero esas palabras le hablaron directamente al alma. Recordó un antiguo conflicto con su propio hermano, años sin hablarse, heridas abiertas que creía imposibles de sanar. Cerró la carta con de...